fotocalipsis: especulaciones sin futuro sobre el presente de las imágenes

livro coletivo de ensaios
2021








Livro coletivo de ensaios sobre pós-fotografia, resultado de um laboratório colaborativo que ocorreu na Roca Umbert Fábrica de les Arts entre 2019 e 2020, com Joan Fontcuberta, Andrea Soto Calderón, Mercè Alsina, Albert Alcoz, Ignasi Prat, Nataly Prada, Pilar Rosado, Cèlia Leiva, Lluis Estopiñan, Llorenç Civil e a coordenadora Francele Cocco: «Se o fotocalipse é inevitável, pelo menos não deve evitar críticas. Minha esperança é que tornemos possível uma ética e uma estética típicas dos novos tempos, algo como uma teoria e uma práxis que se unem das entranhas da imagem técnica.Criticar para sobreviver. É a única maneira que encontramos de lidar com o mundo do ocular-centrismo no presente-presente, praticando nossas especulações de imagens sem futuro».












Trecho do livro:


Introducción

Con el mundo conectado en red, la velocidad del pensamiento es dada por el ritmo de la historia, de la tecnología y del capitalismo totalizante que opera a partir de mecanismos de monetización en lo que hoy conocemos como «economía de la atención». Este libro, formado por un recopilatorio de artículos, es un ejercicio activo y no pretencioso de resistir a este ritmo. Intentamos, colectivamente, hacer una publicación que reconozca desde dónde se habla y que haga también autocríticas situadas; al final, es la suma de las contribuciones de artistas e investigadores que tienen en la producción de imágenes su práctica y materia prima. Aquí buscamos un hueco para pensar en medio de la tormenta y del ruido, aunque estemos nosotros mismos marcados por el símbolo de esa bestia-imagen en nuestras frentes durante el retórico fotocalipsis futuro.

No podría ser diferente. La imagen es el territorio simbólico de estar en el mundo contemporáneo. Pero ¿por qué entonces apuntamos a un cataclismo en la portada?

Más que promover cualquier especie de alarma, lo que hicimos durante meses de reflexión fue rescatar y aproximarnos a la expresión «infocalipsis», acuñada en 2016 por el ingeniero formado en el MIT Aviv Ogada. Este investigador es conocido en algunos círculos del activismo de internet como aquel que previó el fenómeno de las fake news. Ogada nos alertaba sobre una especie de límite crítico de desinformación adictiva y tóxica, en el cual no sería posible reconocer la información verdadera de la falsa, y esta crisis tendría repercusión inmediata en las democracias.

Olfateamos algo similar desdoblándose en el territorio de la imagen: un fotocalipsis. La abundancia que provoca infrarrepresentación, el exceso que provoca desvalorización, la polarización ideológica que provoca incredulidad funcionan como agujeros en los que podemos comprobar la incapacidad humana de discernir en medio del desenfreno. El artista chileno Alfredo Jaar ha afirmado recientemente en una conferencia que esa sería la tragedia contemporánea. Que cada imagen que producimos y ponemos en circulación contiene una concepción política: esta nos dice algo sobre el mundo y sobre el sistema que nos rodea. Luego, lo que necesitamos es ampliar la capacidad de leer y traducir ese lenguaje.

¿Cómo hacemos entonces para contribuir desde la imagen y el pensamiento crítico? Los escritores de este libro forman parte del programa de artes visuales de Roca Umbert o se han sumado al proceso de investigación colectiva durante 2019-20 en el marco del Laboratorio de Postfotografía. Hemos acudido con ese malestar en la cabeza. Todo lo que hay en el libro y en nuestras memorias es el resultado del contexto paradójico de superubicuidad de imágenes, a partir de medios digitales, conocido como «postfotografía».

Recuerdo que empezamos los encuentros quincenales con algunas preguntas. ¿Está la fotografía todavía hecha para ser vista? Intuimos hoy que la respuesta depende del futuro de la propia tecnología. Ya sabemos que el Big Data la observa desde el front, pero mucho más desde su back end. ¿La única expresión del futuro es la economía liberal tecnológica? Intuimos hoy que una nueva luz emite señales desde la llegada del virus. ¿Es la postfotografía un campo de estudio separado de las artes visuales? Intuimos que las artes visuales cada vez más son el exceso y una herramienta del capital, aunque haya digresiones y resistencias. ¿Estamos atados a una ineludible contemporaneidad automatizada e individualista por su grado incontrolado de tecnologización? El «yo» es imperativo. ¿Es la mirada el territorio donde opera la colonización? Intuimos que es uno de ellos, no el único. La máquina colonizante de cuerpos está en marcha desde hace tanto, aunque apenas sabemos dónde y cuándo empezó el paradigma de autoritarismo.

Esas respuestas que arriesgamos formalizar están ancladas en el presente y no sabemos hasta cuándo pueden durar. Han sido desarrolladas de distintas formas en los escritos de cada uno, pero seguramente vienen impregnadas por el cúmulo de diálogos generado en el laboratorio, un espacio para el constante intercambio de dudas y certezas. Además, dividimos ese amplio campo en seis subsecciones internas por el que nos movíamos: el exceso, el lapso, el extractivismo, las fisuras, la extimidad y el futuro. Esperamos que se vean reflejadas en las páginas que vienen a continuación, aunque optamos por no hacer división o categorización en la publicación, pues impediría justamente el flujo y la interconexión.

Para empezar el libro, nos pareció interesante retomar un poco las claves teóricas que desembocaron en ese término-paraguas que es «postfotografía» a través del artículo de Joan Fontcuberta «De la contravisión a la postfotografía. Cuaderno de bitácora». A partir de un recorrido por su pensamiento y práctica, nos localizamos en la historia y contrahistoria de la fotografía. Como no podría dejar de ser, Joan nos sirvió siempre como punto de partida, y su texto es una base común donde pudimos apoyarnos para construir otras miradas.

Así es, por ejemplo, el texto de Mercè Alsina «Escenarios postfotográficos. ¿Un paradigma necropolítico?», que reflexiona acerca de la brutalidad de la necropolítica digitalizada y nos hace pensar sobre quiénes eligen las imágenes que merecen sobrevivir/aparecer o no. Justo en la brecha de ese movimiento se tornan visibles los paradigmas coloniales 2.0.

La macroestructura que rige la producción visual también es donde se sitúa el artículo de mi autoría, «Imágenes-mercancía en crisis de superproducción», que reivindica el materialismo para interpelar el sistema capitalista de las imágenes. Busco en Marx más que un refugio teórico, una forma de interpretación del mundo de las imágenes para la construcción de escape y resistencia.

En otro hilo, expandiendo lo fotográfico para la creación de piezas audiovisuales, Albert Alcoz dedica su artículo a la desaparición forzada u orgánica de las imágenes que ocasionan una suspensión temporal del régimen visual. «Imagen latente, copia flameante. Procesos de revelado, ocultación y desintegración fotográfica en el medio audiovisual» trata de la reacción por parte de los artistas de cine y vídeo a la remaneciente autoridad de la imagen-fija y de la constante retroalimentación entre los dos medios para nuevas experimentaciones teóricas y poéticas.

El artículo siguiente, de Nataly Prada Elejalde, «Del extraccionismo del oro a la extimidad del ser», continúa en el espacio de las tensiones de la contemporaneidad con el orden y el poder. La constante borrosidad de los límites entre lo público y lo privado —que, a su vez, es concomitante a las sucesivas actualizaciones de los mecanismos de control en el ciberespacio— intensifica el irresistible espectáculo de la autoexhibición.

En esa misma línea, es decir, de la (auto)imagen en acción en el imaginario colectivo que el político profesional de hoy florece, Ignasi Prat («La construcción de la imagen pública en la política. El espectáculo de Instagram») se pregunta cómo la posibilidad de «contacto directo» con los futuros electores transborda intencionales performances delante de aparatos conectados. Es un estrecho juego de simulación que actualiza el concepto de «intérprete cinematográfico» que Walter Benjamin comenta en su texto célebre «La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica», una referencia muy afectiva para todos nosotros durante el laboratorio.

Inflando otro aire a la discusión de lo postfotográfico, seguimos con Pilar Rosado («Artistas y algoritmos aliados en la invención de imágenes»). Con la creencia (y la práctica) de que existe todavía un campo fértil de posibilidades para construir, nos demuestra cómoel deep learning y las redes neuronales generativas merecen nuestra camaradería. Imágenes que por su naturaleza nacen ya en la casa del millar, hechas sin gestación orgánica. Dispensaron la cámara, la luz y su dualidad onda-partícula, y son paridas directamente de las vísceras maquínicas de la inteligencia artificial (sin por eso dejar de ser hijas legítimas de los algoritmos visuales y de los artistas-programadores). Apuntes de un mundo nuevo ya en edificación.

También sobre el ya empezado mundo nuevo, presentamos una reflexión sobre las imágenes de la pandemia. El laboratorio llegaba a su final cuando fuimos suspendidos por la Covid-19. Tiempos difíciles para pensar más allá de los afectos y de lo emergencial. Después de un periodo de interrupción, retomamos el grupo y la ardua tarea de pensar sobre lo que viene sucediendo desde entonces. Fue necesario unrefuerzo. Invitamos a Andrea Soto Calderón («El confinamiento de las imágenes») para dar voz a esa incomodidad. ¿Dónde reside el potencial crítico y de resistencia en las masivas imágenes proyectadas desde el aislamiento social? Nuevamente, el volumen encapsula el imaginario visual, y algunas imágenes sobran/redundan mientras tantas otras faltan. Mirar la pandemia de frente significa ver miseria simbólica, los límites de la representación y de la construcción de memoria colectiva.

Pues si hablamos acerca de la memoria, este libro se cierra con tres perspectivas sobre cómo las reminiscencias del pasado pueden ser materia para la cultura visual contemporánea. Empezamos con Cèlia Leiva Otto («La cyber condena a la memoria»), que elabora una reconstrucción del camino de la desaparición —desde la damnatio memoriae de la antigüedad hasta las fáciles herramientas de edición de imágenes de los gadgets contemporáneos—. Punición a dos clics de distancia a los examados, reedición para perfeccionar los recuerdos, reevaluación estética y también estrategias de resistencia que pueden llegar a la radicalidad de la ocultación e incluso la prohibición de las imágenes. Viejas estrategias replanteadas, ahora hechas píxel con tecno alemán sonando de fondo.

Lluís Estopiñan i Canals («Cuando la materialidad da forma a la memoria») sigue en el contexto de la resignificación y de la ecología visual. Acoger memorias perdidas, dead medias, viejos álbumes y reinvertirlos en el contexto artístico. La teoríaparece velada en la materia, pero está allí presente, poniendo la «realidad» en tela de juicio. En ese sentido, parece que la intuición todavía pide espacio. ¿Cómo mantener aguzada la experimentación en un mundo de tantas posibilidades, pero que produce imágenes cada vez más efímeras? Llorenç Civil Trullàs nos trae su punto de vista y reclama la materialidad en «Vínculos entre la nueva imagen fotográfica y la realización intuitiva en las artes visuales. Reflexiones para una obra personal bajo la influencia de la postfotografía», artículo que cierra nuestra publicación.

Ojalá esta pequeña síntesis pueda transmitir un poco de lo que fueron los meses de encuentro vividos en la sala La Miranda del Espai d’Arts. El libro es solamente un dispositivo entre tantos otros que produjimos en las charlas públicas y en los encuentros cerrados a lolargo de los dos módulos del laboratorio. Sin embargo, esos formatos subjetivos no se pueden enclaustrar fácilmente entre una tapa y una contratapa, así como tampoco a todas las personas que han participado de distintas formas, las que están y las que no están cristalizadas en las líneas que hay por delante. Mi gratitud es enorme, tal cual lo es el aprendizaje que he tenido en dicho periodo. Ha sido todo un desafío, pero también una alegría compartir las noches con vosotros.

Esta publicación, por tanto, hecha entre muchas manos, intenta llevar a cabo la diversidad de los puntos de vista individuales y de todo lo que vimos y discutimos durante ocho meses. Fue grande y confuso, con una pandemia de por medio. Pero salimos convencidos de haber construido un conocimiento común que ahora se comparte más allá de las paredes de la institución. También creamos lazos a partir de la reflexión, de la teoría, del vocabulario y de las referencias artísticas, que ahora seguirán un curso anárquico de nuevas elaboraciones.

Si el fotocalipsis es inevitable, pues que al menos traiga un mundo nuevo donde la imagen no se esquive de la crítica y que la postfotografía no sea solo un marco cronológico de todo lo que surgió después del «fin» de las sales de plata. Mi esperanza es que hagamos posible una ética y estética propias de los nuevos tiempos, algo como una teoría y praxis que confluyan desde las entrañas de la imagen técnica. Criticar para sobrevivir. Es la única forma que encontramos para lidiar con el mundo del ocularcentrismo en el presente-presentísimo, practicando nuestras especulaciones de las imágenes sin futuro.


— Francele Cocco
Coordinadora del Laboratorio de Postfotografía
Barcelona, 20 de enero de 2021







︎ À venda nas livrarias La Central, Casa del Libro, Finestres, Rata Corner e na distribuidora Belleza Infinita.

  • Livro
264 páginas, 386 g.
13 x 21,5 x 1,7 cm, capa rústica
Espanhol e catalão
1ª edição: junho 2021
ISBN: 978-84-120353-8-4
Imprenta Municipal de Granollers


  • Créditos

Edição: Francele Cocco
Revisão: Sara Díez Santidrián
Tradução ao catalão: Anna Maimir Hernández
Projeto gráfico: Eugenia Salama
Foto de capa: Lurdes R. Basolí



















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