los sensibles

Part of the research:
History & Capital









[work in progress]



El wifi que retuerce, la ola que arrasa, el flujo de información que sofoca. Cuerpos que ya manifiestan la saturación de la tecnología. Corazones que reaccionan, estómagos que gotean, cerebros que punzan, caparazón que no duermen. Lo que internet emite, ya sea onda o datos, enferma. Emisiones invisibles que separan, aíslan, enflaquecen.

Hay un grupo de personas ya dicen ser no compatibles con el mundo tecnológico. Su hipersensibilidad no permite la existencia completa cerca de dispositivos emisores de señal. Sus cuerpos reaccionan al campo magnético de teléfonos, antenas, hornos microondas, bluetooth. Su existencia se ve afectada por el flujo informativo. Dicen que están enfermos. Cómo enfermos están los que no encajan.

Este poyecto in progess visita el submundo invisible de eletrohipersensibilidad - EHS, (supuesta) enfermedad (supuestamente) causada por ondas emitidas por dispositivos electrónicos y digitales, buscando más que el registro de estos cuerpos desubicados. Lo que me interesa es la alegoría que representa, cómo se experiencia el campo informativo de activación patológica. Viven segregados, rastreando “zonas blancas”, buscando refugio para el infocalipse cercano. Ya no soportan psíquica o físicamente vivir en una sociedad en red. ¿Entrar en un trailer convertido en jaula de Faraday no es lo mismo que no tener ningúna red social? ¿Vivir sin electricidad y sin conexión apunta al pasado utópico o al futuro distópico?

Este tecnocapitalismo imperativo que influye también sobre los cuerpos, es el tema que propongo explorar en el contexto de la obra Los sensibles. Quiero resaltar lo que no es aparente en las ciudades hiperconectadas – una investigación fotográfica que toca lo real y busca comprender aquellos para las cuales la vida moderna ya es imposible.

La investigación empeza con una serie fotografica y una instalación sonora.

Después de todo, no se trata solo de ojos y dedos. Estos dos extremos de los cuerpos humanos son vías de contacto con aparatos tecnológicos. Pero no son el todo. Las telecomunicaciones también llegan a los cuerpos de manera imperceptible y en otros bordes. La circulación de la información, la lógica del comportamiento, las reglas de convivencia son activadores del cerebro y los cuerpos que reaccionan, que perciben. No solo existe un mundo racional, fisiológico y de desarrollo. La tecnología emite señales físicas invisibles que pocos seres humanos tienen la capacidad y la desgracia de sentir y de las cuales es imposible escapar. Como el capitalismo, no hay afuera.

¿Qué más tiene que suceder para declarar la tecnología un transmisor de enfermedades? ¿Cuántos síntomas se requieren para un diagnóstico? Los “sensibles” son una advertencia para una sociedad que pide otra lógica fuera del statu quo capitalista – ayuda mutua, empatía, sostenibilidad, diversidad y resistencia. ¿Cuánto tiempo lleva encontrar una cura?
















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