––––grafia es un libro de imágenes accidentales, hechas –o casi hechas– con luz, píxeles y textos.

La obra nació de dos ciclos que chocaron durante el apogeo del confinamiento de la crisis sanitaria de 2020. Primero, una rutina de lectura obsesiva, en la que comencé a emular en la literatura la sensación de hogar perdido desde mi llegada a España; noté que tenía una práctica inconsciente de resaltar cuando la fotografía dominaba la narración, creando un álbum escondido dentro de esta pila de libros que llevo de un lugar a otro. En segundo lugar, la inundación de mi estudio temporal, en el que perdí una parte importante de negativos, ampliaciones y fotografías hechas a mano; al ordenar las pérdidas y revisar mi producción, sin poder salir de casa, me di cuenta de que se repetían una sucesión de errores en los más diversos formatos (pinhole, cianotipo, 35 mm, emulsión líquida, polaroids, fotografía digital), y tal vez hubiera allí algún rastro de lo que no puedo encontrar.

Este trabajo es, por tanto, un ejercicio para revelar esta incompletitud de la representación. En cierto modo, resalta mi propia relación con la naturaleza de las imágenes. El libro fue elaborado en un cuarto oscuro, ya que la portada resume todos estos “casi” y toda la impotencia de nuestro vano intento de control. Realizados con mis propios papeles fotográficos, caducados en esta época de transición (porque no encontré nada que fijar allí), ahora continúan su vida siendo alterados por el tacto y la luz del entorno de quienes manipulan el libro en un intento por reconocer las imágenes fragmentadas y fotografías que describen algo que no existe en el entorno físico.

¿Y si las fotografías que intenté aprisionar y se me escaparon no explotaron por casualidad, sino porque ese es el destino de todas las imágenes? En la imagen reside el engaño.