¿Qué es lo que nos hace tan felices de las mercancías? ¿Qué poder tienen sobre nosotros? ¿Qué cambió cuando empezamos a comprar en pantallas de ordenador?

La inestigación sans trêve sans merci se compone de miles de imágenes subidas diariamente por los consumidores a las dos mayores plataformas de venta en línea del mundo: Amazon y Aliexpress. No vemos los productos, pero sí la devoción, la adoración y la lealtad de quienes creen.

Pero, para el capitalismo, los productos no importan, así que tampoco importan para este trabajo. Entre millones de imágenes, busco aquellas en las que el fetiche está en su forma primaria y cruda. No sustituir el capitalismo ~de imágenes~ por los mismos productos de plástico y sangre.

El crecimiento exponencial de ambas plataformas durante la pandemia de Covid-19, Amazon un 40% y Alibaba un 34%, es el punto de partida de esta investigación. Parte de la certeza de que el futuro está asegurado y de que un patrimonio empresarial de 275.000 millones de dólares en Occidente y 240.000 millones en Oriente depende, además del trabajo depredador del planeta, de la explotación continuada de una mano de obra cada vez más precaria. Y depende de la lealtad activa de quienes hacen las evaluaciones.

El capitalismo como religión y su credo sin tregua y sin piedad (Benjamin). Su ritual constante, inseparable de la rutina. Compra y exhibición. Más allá de la vida, más allá del tiempo disponible, se hacen evaluaciones. Plusvalía fecundada, plusvalía en forma de imagen. El capital productor de mercancías es ficticio para su propio futuro (Agambem). Trabaja, compra, califica... y sigue comprando.

El acto eucarístico con la mercancía. Esta obra, cuyo título juega con el doble sentido de la palabra obrigado en portugués (gracias/obligadas por el hechizo), recopila una serie de imágenes a través de las cuales los usuarios de plataformas de comercio electrónico han compartido el momento en que llega una compra. Recopiladas en 2020 durante la pandemia de Covid-19, la selección de imágenes prioriza aquellas que muestran manos –o una mano– forjando, tecleando, haciendo clic y rezando. Cada imagen está intercalada con una etiqueta de precio, por lo general muy bajo, que nos informa del tipo de mercancía que contienen los paquetes: bagatelas, baratijas. La mano del trabajo y la oración concentra la relación entre capitalismo y cristianismo que subraya esta obra, cien años después de la publicación, en 1921, del texto de Walter Benjamin El capitalismo como religión.

Esta videoinstalación se realizó a partir de una serie de 1.500 imágenes descargadas de la plataforma AliExpress. Son envoltorios que suben por la pantalla en un continuo enrollamiento como una ascensión al cielo, comunión con la divinidad, en sucesión infinita. La banda sonora se creó especialmente para esta obra, una versión del Souvenir de Hapsal de Chaikovski, su primer ciclo para piano, que data de 1867, precisamente el año en que se publicó El Capital de Karl Marx.

En la adaptación realizada para este proyecto, las pistas se superponen a los samplers y se suceden a medida que suben las imágenes. El vídeo evoca la escena del ascenso, la consecución del éxtasis que no termina con una sola compra, sino que culmina en la frenética y eterna compra de baratijas.

Una mercancía en particular destaca en la cuarta empresa más valiosa del mundo: los millones de vídeos de reseñas generados por los usuarios. Estrellas, comentarios y fotos ya no bastan para la dinámica compulsiva de las compras en línea, que ha convertido en normal un mundo invertido.

el video ratings se produce a partir de los vídeos colgados por los consumidores en Amazon probando (y valorando) los productos que han comprado. A los archivos originales se les aplica una serie de efectos, como patrones de segmentación, repetición e inversión, para conseguir un ritmo frenético que devuelva al espectador a la dinámica compulsiva e ininterrumpida del proceso.

La edición del vídeo está llena de trampas. El sonido no siempre corresponde a la misma escena (a menudo es música interpretada por los consumidores, otras procede de pruebas de Alexa o de pantallas de vinilo superpuestas al original). A veces incluso es cuestionable si lo que estamos escuchando es realmente una reseña de producto o no. Este carácter dudoso y el juego de la ocultación refuerzan la carga fetichista a la que todos estamos sometidos.

Esta obra amplía y desarrolla a gran escala la investigación sobre las evaluaciones de los consumidores en las plataformas de compra en línea. La pieza, de 1 metro cuadrado, reúne 720 retratos, a través de los cuales cada comprador expresa una emoción o estado de ánimo mediante emoticonos. El formato de las imágenes es de 3 x 4 (como si se tratara de una fotografía de carnet), y están dispuestas en una de las caras de una estructura/caja negra, de manera que al mirarlas de frente sólo se ven los perfiles, que forman una maraña de 360 líneas, en 12 filas de 30. Para ver las imágenes hay que mirar a derecha o izquierda, provocando la curiosidad del espectador, en una presentación que pone en juego el concepto de privado/público, u oculto/expuesto, en relación con el tratamiento de los datos.

«Con este trabajo, la artista pone de manifiesto el contrasentido de buscar el anonimato en cubrir el rostro con símbolos gráficos, mientras que por otra parte en todo el proceso de adquisición los compradores han desvelado datos privados esenciales, ya no solamente bancarios, sino a través de información incluida en las respuestas, comentarios, preferencias expresadas, etc. Cocco nos presenta una contingencia en la que los compradores actúan como “mariposas atraídas por la luz”.»

Mercè Alsina, comisaria

Mientras investigaba las miles de fotos de reseñas de productos de usuarios cubriéndose la cara con emoticonos, una imagen pidió paso. Puro poder de síntesis para el argumento: el rostro de una mujer cubierto con el icono del espejo mágico.

Surge la Mona Lisa del píxel (o del diamante), una nueva Gioconda. La técnica empleada en la obra, con punto de cruz de diamantes, es un trabajo manual que contrasta temporalmente con la inmediatez de las compras y al mismo tiempo conecta con el universo de los cuentos, tanto por el tema del espejo mágico como por la representación del trabajo laborioso.

la gioconda, el icono de un icono, acumula y atraviesa una diversidad de significados que explican las derivas de la sociedad contemporánea debido al tecnocapitalismo alienante y su capacidad para controlar las sociedades digitales y los sujetos contemporáneos.